LA HISTORIA DEL MANUSCRITO
En 1983, cuando se estaban finalizando las obras del futuro auditorio de San Benito y el acondicionamiento del conventual, un operario encontró, una mañana de abril, sobre el dintel de una de las puertas, una vasija.
No era extraño que los arquitectos colocaran vasijas sobre los dinteles para así repartir el peso del muro sobre las puertas, con lo cual en nada sorprendió al operario tal hallazgo.
Una vez extraída del muro, pudo observar que el interior de la vasija contenía un pequeño libro. Lo cogió y cuidadosamente abrió sus páginas. Observó que faltaban algunas de ellas y que estaba escrito con caracteres que él no entendía, y palabras para él desconocidas.
Lo guardó en un bolsillo y cuando acabó el trabajo se lo llevó a casa. No dijo nada a ninguno de los compañeros. Imaginó que se trataría de algún documento de asuntos religiosos, por el lugar donde lo había encontrado. Un misal, quizás.
Lo mantuvo guardado cinco años. Un verano, durante la visita de unos familiares y en una amena conversación sobre el Conventual de San Benito y el Festival de Teatro, recordó el hallazgo del librito y narró la anécdota a sus contertulios.
Ante la insistencia de uno de ellos sacó el libro que fue hojeado inmediatamente por los presentes. Uno de esos familiares que conocía algo de historia sagrada y de la lengua latina empezó a leerlo hasta que se percató de lo que en él aparecía escrito.
Quedó asombrado. Supo al instante que estaba leyendo hechos de la vida de Jesús pero escritos de una forma distinta a la que él y todos conocemos. Es decir la que conocemos a través de los evangelios.
Durante los días siguientes se trasladó sin dudarlo a Plasencia, Cáceres y Llerena.
Tenía conocidos en estos tres lugares que le podían dar alguna pista sobre el texto que tenía en sus manos.
Después de este periplo no había duda. Ese librito, al que el círculo íntimo de conocedores comenzó a llamar familiarmente EL MANUSCRITO DE ALCÁNTARA (le faltaban las primeras páginas donde probablemente aparecía el nombre del autor, así como el título), contenía unos de esos escritos medievales, de carácter apócrifo que tanto se cultivaron en esa época de la Historia. Era, en resumen, un Evangelio Apócrifo.
Después de ese recorrido por nuestra región el manuscrito volvió a manos de su poseedor que aún lo mantiene a buen recaudo, sabedor ya de que tiene un tesoro bajo sí.
Un tesoro que ha estado siendo desgranado en estos últimos años, en silencio, durante las calurosas siestas veraniegas de Alcántara. Un tesoro al que se le ha sometido a un análisis histórico, un estudio literario, una justificación teológica, etc. y que ahora, ya ha llegado el momento, puede ver la luz para pasar a ser patrimonio de toda la ciudadanía alcantarina.
Como se puede comprobar estamos ante una hermosa leyenda. Una leyenda que se una a otras que hacen de Alcántara territorio mágico. Pero una leyenda que queremos hacer realidad, y de la que participe toda la ciudadanía. Un reclamo más que ofrecer a los que nos visitan.
LOS APÓCRIFOS
Aunque la noción de literatura apócrifa es poco precisa, con el paso del tiempo ha ido configurando un conjunto de libros compuestos en los primeros siglos de nuestra era, con títulos similares a los de los libros sagrados, aunque sin pertenecer al corpus bíblico.
Unas veces se trata de escritos ortodoxos de carácter popular, nacidos dentro de la comunidad cristiana. Otras, han nacido en círculos heterodoxos con la intención de difundir sus ideas.
Los libros apócrifos se nos ofrecen escritos en las diversas lenguas de la antigüedad: copto, siríaco, latín, griego, etc., estando algunos de ellos todavía inéditos en cualquier lengua moderna.
En general se puede decir que se escribieron con una clara finalidad teológica, con la idea de defender el honor de maría y satisfacer nuestra curiosidad acerca de los hechos que no constan en los evangelios canónicos: padres de María, vida de ésta, circunstancias del nacimiento de Jesús, etc.
Su fuente debió ser ente todo la tradición oral transmitida por las primeras generaciones cristianas, tocada y ampliada por la propia imaginación del autor
Atacados por los primeros teóricos del cristianismo y por los Santos Padres, por ser nido de herejías, el tiempo ha ido demostrando su valor cultural e histórico. Son importantísimos para conocer una época, la de los primeros cristianos, que normalmente se nos ha presentado oscura.
Santo Toribio de Astorga muestra hacia ellos una actitud menos radical al afirmar que, si bien la literatura apócrifa es rechazable, por cuanto está contaminada por los herejes, esto no es obstáculo para alguno de los hechos en ella consignados pueda ser verdadero.
EL MANUSCRITO DE ALCÁNTARA
Como ya se indicaba más arriba el contenido de El MANUSCRITO DE ALCÁNTARA es el nacimiento y la muerte de Jesús. Por lo que pertenece de lleno a ese corpus de textos apócrifos que durante la Edad Media tanto florecieron.
Desgraciadamente desconocemos el autor y la época de su composición, ya que faltan las hojas iniciales del manuscrito, donde probablemente aparecerían estos datos.
Por el estilo y la lengua en los que aparece escrito es segura su procedencia oriental, y su llegada a Alcántara haya seguido probablemente el camino de vuelta de algún caballero que participara en alguna de las Cruzadas que la cristiandad europea puso en marcha contra la ocupación por parte del Islam de los santos lugares.
No hay que olvidar que precisamente el Conventual de San Benito fue casa matriz de la Orden de Alcántara, consecuencia de esas ordenes militares que combatieron en Palestina.
Su estilo algo bárbaro y las ideas monásticas de que se hace eco acreditan su composición a mediados del S. VI. No hay que olvidar que es precisamente entonces cuando San Benito (quien precisamente da nombre al conventual de la Orden de Alcántara) implanta el monaquismo en Occidente y compone su regla. Regla que se hace llevar a María durante su estancia “monástica” en el Templo de Jerusalén.
Escrito en hebreo y latín EL MANUSCRITO DE ALCÁNTARA está dividido en dos partes. En la primera de ellas se nos cuenta el nacimiento de Jesús, haciendo un repaso a los antecedentes de este hecho. La vida de los padres de María, la aparición de María y el nacimiento propiamente dicho.
En la segunda parte se narra la pasión hasta el momento en que Jesús resucita.
ASPECTOS DIFERENCIALES
Existen una serie de elementos narrativos y hechos que aparecen en el MANUSCRITO DE ALCÁNTARA que lo hace diferente de los evangelios canónicos así como de otros textos apócrifos.
Por lo que respecta a la primera parte estos son algunos de los elementos que marcan hechos diferenciales:
1 CULTO A LOS PADRES DE LA VIRGEN
En Occidente el culto a la madre de la virgen fue introducido por los papas orientales a partir del s. VIII. La liturgia mozárabe hace conmemoración de ella en la oración destinada a servir de conclusión al cántico del Eclesiástico. Uno de los hechos en los que más incide EL MANUSCRITO DE ALCÁNTARA es en la esterilidad de Ana, madre de María.
2 CONCEPCIÓN VIRGINAL DE MARÍA
Esa insistencia en la esterilidad de Ana, no hace sino reforzar la idea de la concepción virginal de María, cosa que no va, ni mucho menos, implicada en el dogma católico de su Inmaculada Concepción, pero que para los antiguos era una condicio sine qua non de ésta, pues pensaban que el pecado original se transmitía por la concupisciencia en la generación.
3 ESTANCIA MONACAL DE MARÍA EN EL TEMPLO
La estancia de María en el Templo con una forma de vida monás no es si no el reflejo del ideal monástico de la época.
María, siguiendo la Regla de San Benito, es dechado de observancia monástica.
En medio de la gran desorientación que significó la caída del Imperio Romano, la vida y la obra de San Benito se presentan como una guía para la nueva civilización que comienza a nacer, fruto del encuentro de pueblos y mentalidades muy diferentes. San Benito de Nursia vivió entre los años 480 y 547, en un período fundamental de la historia de la Iglesia.
La fundación del monasterio de Montecasino hacia el año 529, y la redacción de la Regla de los monjes, algunos años después, fueron dos pasos decisivos en la presentación del monasterio como una "escuela del servicio del Señor", en la cuál Cristo es la única roca firme sobre la que el hombre puede edificar cualquier proyecto, tanto interior como exterior. Es con esa imágen que San Benito comienza su Regla, y de ese modo Cristo pasa a ser verdaderamente la "piedra angular" que sostiene toda la edificación de la comunidad monástica. La existencia del monje no se explica sin una relación personal con Cristo. Esa es la verdadera clave para la lectura de la Regla, y también para conocer en profundidad a San Benito de Nursia.
Es tal la influencia de esta regla que en muchos escritos, entre ellos EL MANUSCRITO DE ALCÁNTARA, se refleja este ideal de vida monástica.
4 EL SORTEO DE LAS VARAS
Un delicioso pasaje para narrar cómo María se desposa con José.
5 LA PRUEBA DEL AGUA Y EL ALTAR
La desconfianza del pueblo ante el embarazo de María, hecho que iba en contra de su entrega a la vida de oración y virginidad, hace que tanto José como ella misma, hayan de pasar por una desagradable prueba para demostrar que la concepción de Jesús no fue obra humana.
6 LAS COMADRONAS
A pesar de la oposición de San Jerónimo, la leyenda de las comadronas aparece hasta la Edad Media.
En EL MANUSCRITO DE ALCÁNTARA, las comadronas no aparecen para ayudar a la Virgen (motivo de herejía sin duda), si no para constatar su virginidad.
7 LOS CUATRO REYES
La tradición iconográfica que podemos contemplar en las iglesias del Mediterráneo Oriental varía en este sentido. Por poner un ejemplo, en los frescos de las catacumbas varía el número de reyes. Tan pronto son tres los reyes de oriente como cuatro.
En el MANUSCRITO DE ALCÁNTARA son cuatro los reyes que aparecen.
8 LOS ANIMALES
También de fuerte tradición animal, la escena de la adoración de los animales que durante la travesía de la Sagrada Familia por el desierto camino de Egipto, adoran al Jesús niño, tiene un especial tratamiento en EL MANUSCRITO DE ALCÁNTARA.